Es tradición que el pueblo de Jarandilla se adelantó nada menos que 8 siglos en defender la virginidad de María y lo conmemora con gran entusiasmo la noche y madrugada del 7 al 8 de Diciembre. Antiguamente los pastores iban llegando al pueblo con "escoberas" (una especie de arbusto) encendidas para no tropezar por el monte. Una vez en el pueblo, por la misma alegría del reencuentro, golpeaban con ellas a amigos y familiares. Luego sacaban a la Virgen en procesión a la luz de las antorchas, acompañada con cantos y coplas y bebían vino de Pitarra. Varios siglos después la tradición se conserva en todos sus elementos esenciales, aunque los pastores han sido reemplazados por toda la población. A eso de las 7 de la tarde todo el pueblo está en la calle intercambiando escobonazos encendidos y bebiendo hasta que a las 9 sale la procesión acompañada de los cantos antiguos e iluminada con lo que queda de los escobones. Cuando la Virgen se retira, la fiesta sigue hasta el alba por todas las calles de Jarandilla.

Los jarandillanos se ponen para la ocasión las ropas más viejas que tengan, cerrando las aberturas para evitar accidentes. Los forasteros deben ir protegidos o mantenerse a cierta distancia del fuego.

Jarandilla está a los piés de Gredos, en la hermosa comarca de la Vera, llena de tesoros naturales y con sitios tan emblemáticos como Yuste, en cuyo monasterio terminó sus días el emperador Carlos V.

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Es tradición que el pueblo de Jarandilla se adelantó varios siglos en defender la virginidad de María y lo conmemora con gran entusiasmo la noche y madrugada del 7 al 8 de Diciembre. Antiguamente los pastores iban llegando al pueblo con "escoberas" (una especie de arbusto) encendidas a modo de antorchas con las que golpean a los transeuntes. Luego sale la Virgen en procesión a la luz de las antorchas, acompañada con cantos y coplas muy antiguos... Los forasteros deben ir protegidos o mantenerse a cierta distancia del fuego.

Jarandilla está a los piés de Gredos, en la hermosa comarca de la Vera, uno de los mejores destinos de turismo rural de Extremadura, llena de tesoros naturales y con sitios tan emblemáticos como Yuste, en cuyo monasterio terminó sus días el emperador Carlos V.

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