[ 16-10-2013 ]
El escritor Pío Baroja afirmaba que la comarca del Maestrazgo de Teruel era la más bella de España. La describía como árida, áspera, desolada, y hacía también referencia a los cerros de piedra caliza que se asemejaban a ruinas de inmensos palacios y castillos. Una de esas falsas arquitecturas son los Órganos de Montoro, impresionantes paredes plegadas y afiladas entre los que la imaginación popular puede ver unos órganos de viento colosales. El Maestrazgo turolense está formado por un amplio abanico de paisajes, vertebrados por el río Guadalope y sus afluentes, donde se suceden sierras, barrancos, pero también vegas y bosques frondosos.
Pero no es el legado natural sino el histórico el que mejor define la identidad cultural de la comarca. Encontramos en ella vestigios de arte rupestre levantino, castillos medievales (como los de Aliaga y Castellote) y bellos ejemplos de arquitectura gótica religiosa, como las iglesias de Molinos y de Castellote. Entre la arquitectura civil medieval destacan las lonjas, concebidas a modo de porche en los bajos de los ayuntamientos, como se aprecia en Cantavieja o La Iglesuela del Cid. La arquitectura barroca religiosa de los siglos XVII y XVIII es la más numerosa, con un amplio abanico de templos y ermitas de admirable construcción. Será sin embargo el entramado de calles y plazas el que permita al viajero no sólo contemplar sino vivir lo fascinante de estos pueblos en los que el paso de los años ha dejado en cada rincón una maravilla por descubrir.
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