[ 23-01-2014 ]
Entre finales de Enero y mediados de Febrero tiene lugar cada año la floración de los almendros en el valle del Vinalopó, en lo que es sin duda uno de los espectáculos naturales más bellos de estas tierras cargadas de historia y riqueza monumental. El viajero que llegue atraído por le eclosión floral de la primavera se sentirá también impresionado por el conjunto de castillos que jalonan lo que fue hasta el siglo XV frontera meridional del Reino de Aragón: Villena, Biar, Sax, Castalla, Tibi, Petrer, Elda, Novelda, Monóvar y Aspe. En general están bien conservados y son visitables. Su importancia estratégica se nota también en los templos y palacios nobiliarios, como la arciprestal de Santiago en Villena o la de la Asunción en Biar.
Pero en estas tierras hay otras muchas cosas digns de conocerse. Por ejemplo, Tibi tiene el embalse más antiguo de Europa en funcionamiento, construido en el siglo XVI y Novelda los mejores ejemplos de arquitectura modernista de la región. Para los amantes de las letras, Monóvar ofrece la casa-museo de Azorín, la torre del Reloj y el Museo del vino.
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[ 29-12-2009 ]
El nombre de esta fortaleza hace referencia a la leyenda que la envuelve. A comienzos del siglo XIII, Alvar Dávila, al regresar de la batalla de las Navas de Tolosa y al pasar enfrente del castillo de Diego de Zúñiga vió a su hija Guiomar y se enamoraron perdidamente. Pasado un tiempo, Alvar Dávila regresó a pedir la mano de Guiomar, pero Diego Zúñiga guardaba a su hija para ofrecérsela a Dios, y le negó la posibilidad de volver a verla. Alvar Dávila le contestó que seguiría amando y viendo a su hija "manque os pese". La leyenda cuenta que Guiomar murió de tristeza y Alvar Dávila poco después en batalla. Al margen del mito lo cierto es que este castillo sí conserva ese aire trágico que se le atribuye, y a pesar de su ruina, aun es imponente el aspecto de sus altos muros y almenas, rodeado por las sierras de Zapatero y siempre oteando el valle de Amblés, secular vía de acceso a la ciudad de Ávila. En el crudo manto blanco del invierno los colores se reducen dejando paso a una visión aún más esencial: roca y nieve. Merece la pena hacer el camino desde el pueblo, a tan sólo 2,5 km de distancia, y respirar el aire medieval de las ruinas del desamor. El acceso es libre, las puertas fueron derribadas hace tiempo.
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