Urederra quiere decir agua hermosa, y ciertamente es un nombre apropiado. Se trata de un paraje mágico de 199 hectáreas escondido entre las paredes de piedra caliza de la Sierra de Urbasa, al oeste de Navarra. El acceso a este rincón requiere de una maravillosa excursión entre los bosques de tilos, sauces, avellanos, tejos, robles, serbales, y sobre todo el árbol por excelencia de esta zona: el haya. El camino llega a la altura del río recorriendo un frondoso hayedo centenario, y una vez allí comienzan a aparecer pequeñas cascadas y bellísimas pozas de color azul tuquesa entre vegetación en sol y sombra que bien podrían recrear la imagen del paraíso. Remontando los senderos paralelos a la corriente del Urederra se llega a la cascada original, que en época de lluvias puede alcanzar hasta los treinta metros. Casi al final del camino encontraremos un puente de madera por el que acceder a la otra orilla y desde ésta a la presa artificial al pie de la muralla calcárea de donde nace el río, llamada el Balcón de Pilatos. Para subir a la pequeña presa hay que bordear un bloque rocoso donde hay unas rudimentarias barandillas y unas escaleras.
Estamos muy cerca de Estella, que conoció un gran crecimiento en la Edad Media a causa del trasiego de peregrinos del Camino de Santiago, una influencia histórica que ha dejado monumentos de gran valor artístico.
Ejemplos de ello son San Pedro de la Rúa, la iglesia de San Miguel, con interesantes iconografías cinceladas en las arquivoltas del pórtico principal del templo; el convento de Santo Domingo; el santuario de San Juan Bautista; y tantos otros templos, conventos, palacios y casas nobles que nos dan una idea del papel histórico que en su momento jugó esta villa.

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