Recorrido total 60 Km. hasta el punto más alejado. Partiendo de la llanura donde se asienta Santo Tomé de Zabarcos se cruza la Sierra de Ávila, a través del Puerto de las Fuentes, y se desemboca en el Valle Amblés. Remontando este se llega, cruzando el Puerto de Villatoro al nacimiento del Valle del Corneja, donde se hayan los pueblos finales de la ruta: Bonilla y Villafranca de la Sierra.
Por la AV-114, a 13 Km.. está Muñico, cuya iglesia, del siglo XV, está separada del pueblo y al lado de la vega. Yendo hacia San Juan del Olmo (unos 5 Km. más allá) hay varios molinos harineros en el río Almar (hidrónimo que procede la palabra Olmar, lugar de olmos) muy sugerentes. San Juan del Olmo (hasta hace unas décadas llamado Grajos), es el pueblo que parece haya tenido el pasado más próspero de la zona. Se conservan casas tradicionales de buena factura. La iglesia es de los siglos XV-XVI.
La ermita de la Sra. de las Fuentes, lugar sorprendente y donde flota algo de magia, se ubica sobre unos manantiales de agua con ciertas cualidades curativas. Muy probablemente allí hubo un antiquísimo lugar de culto precristiano. El templo actual es barroco y se levantó sobre los restos de los siglos XII-XIII. Tiene altares churriguerescos. La ermita está declarada Monumento Histórico Artístico. Aparte de la plaza de toros cuadrada, típica de esta zona, hay dos fuentes barrocas coronadas por una estatua de la Virgen. Las romerías principales se celebran el día 1 de Mayo y el 19 de Septiembre, aunque se suele trasladar al tercer domingo del mes.
Al llegar a la N-110 se tuerce a la derecha hacia Piedrahita, y a los 9 Km. está Villatoro, histórica villa cabecera de uno de los linajes (los Dávila de Villatoro) que tuvo gran poder en la ciudad de Ávila durante siglos. La iglesia del pueblo es quizá la más hermosa de los pueblos de la provincia es de la primera mitad del s. XVI. La estructura es gótica pero la ornamentación es renacentista. La nave central es grandiosa y las puertas, añadidas poco después, son muy interesantes. Por todas partes se haya el escudo de los señores de la villa, con los clásicos 6 róeles. En la plaza se conserva un berraco vettón y a las afueras están los restos del palacio-castillo de los señores de Villatoro, hoy transformado en una instalación hostelera, con buena cocina.
El puerto de Villatoro divide las cuencas del Adaja (hacia el este) y del Corneja (hacia el oeste). Pasados 5 Km. aparece el desvío hacia Bonilla de la Sierra. Se trata de una aldea que durante siglos fue la cabecera del señorio episcopal del prelado de Ávila y lugar donde veraneaba. Se trata de una apartada aldea donde hace siglos que el tiempo se detuvo. Conserva numerosos restos de muralla y del castillo-palacio de los obispos (siglo XIII). Su plaza nos traslada a otras épocas. Pero la pieza más excepcional del conjunto es la iglesia, de mediados del siglo XV, en la que llaman la atención los impresionantes pináculos con bolas que coronan los estribos del inmueble. De esta iglesia dijo M. Gómez Moreno que es “el edificio mejor razonado y verdaderamente original que encierran los pueblos de esta provincia”. La villa está declarada conjunto Histórico.
De regreso se puede uno desviar hacia Villafranca de la Sierra, situado en un entorno bucólico (aquí se retiró el pintor Benjamín Palencia) donde el agua, el roble y el nogal son los grandes protagonistas. Numerosas casas blasonadas nos hablan del pasado esplendor de la villa. Son singulares la Plaza Mayor, la Alhóndiga y la casa del Peso de la Harina, así como su iglesia. Como a un kilómetro más allá del pueblo, a la izquierda según se va hacia Navacepedilla de Corneja, está el impresionante Molino del Tío Alberto, sobre el río Corneja: tanto el conjunto molinero como las casas e instalaciones complementarias se conservan impecables. Es espectacular el salto que produce el agua al salir del cárcabo.