[ 28-08-2015 ]
Con solo 620 km2, es el más peculiar de los valles pirenaicos de Cataluña. Aunque perteneció desde el s. XII a la Corona de Aragón, las barreras montañosas que lo cierran excepto por el norte (hasta 1948 no se abrió el túnel de Vielha) hicieron muy precario el contacto con las tierras catalanas y aragonesas limítrofes, por lo que su vinculación histórica ha sido mayor históricamente con las tierras gasconas y su romance, el aranés, está emparentado con las lenguas occitanas del norte. Aunque lo más conocido del valle es la estación de Baqueira-Beret, el Valle de Arán ofrece mucho más que esquí. El valle está en la vertiente norte, rodeado por cumbres de hasta 3.000 m, por lo que su clima es atlántico y ello permite una naturaleza generosa en bosques (tiene unas 10.000 Ha) de hayas, abetos, pinos silvestres... salpicados de pastizales, pequeños lagos, arroyos cristalinos y un río Garona recién nacido que corre hacia el Atlántico. Un verdadero paraíso para el turismo rural. Desde el valle también se puede acceder al gran parque natural de los Pirineos, el de Aigües Tortes. En medio de esta espléndida naturaleza, sus habitantes han sabido mantener un magnífico y peculiar patrimonio románico con hasta 15 iglesias bien conservadas (hay una ruta organizada para visitarlas). Los araneses son un pueblo hospitalario y amante de su cultura y sus tradiciones. Tanto de sus fiestas y romerías antiguas, que mantienen aunque hace tiempo que dejaron de ser principalmente pastores y agricultores, como de su deliciosa gastronomía, con acentos de las regiones francesas vecinas. La oferta de casas rurales y hoteles rurales es variada y de calidad.
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ETIQUETAS: Pirineos, turismo rural, románico, Valle de Arán, hoteles rurales